Amanece en CODES, es primera hora de la mañana de un mes de Septiembre de finales de los Noventa...
Al despertar descubres que la niebla es tan intensa que apenas se puede ver a varios metros de distancia, pero según transcurre la mañana se va levantando y nos permite pasear por el pueblo cámara fotográfica de las de “carrete” en mano, con la duda de lo que saldrá cada vez que disparas… pero una vez revelado ha merecido la pena el riesgo… las fotos son especiales… es la magia y la emoción olvidada de las cámaras manuales que ahora descansan en nuestros cajones…
Sólo los más madrugadores suelen contemplar el pueblo con niebla, bien en los meses de primavera y verano donde la niebla es fugaz y desaparece con gran rapidez, como en los meses de otoño e invierno donde forma parte por lo general de mañanas frías y lluviosas.
Este fenómeno nos permite observar un Codes diferente... oscuro, frío, por momentos desangelado… donde el color gris de la piedra de sus construcciones se convierte en protagonista.
Estas fotografías nos trasladan con una mirada a un Codes distinto al actual, no tan lejano en el tiempo, pero que ha evolucionado a un ritmo trepidante en los primeros años de milenio. Cambios notables y obligatorios por la época en la que nos encontramos.
Son muchos los “rincones” y calles que han modificado su estampa, dejando para la nostalgia lo que antes fue...
Disfrutemos con estas imágenes de un Codes prácticamente sin asfaltar y con una sensación de pueblo viejo, de los de antes, sin tantos cambios, de piedra sus casas, y empedradas y con barro sus calles…
ESE QUE NOS TRAE TANTOS RECUERDOS BUENOS A TODOS…